Sófora de la Merced. Segovia
Segovia
Localización
Historia, leyenda y curiosidades
«Me presento como la Sófora de la Merced, pero mi especie procede de China y Japón por eso mi apellido es japónica y el segundo péndula que quiere decir que mis ramas caen hacia abajo. Todavía hoy la medicina tradicional china hace remedios con las propiedades que poseen mis congéneres.
Vivo en un jardín del casco histórico de Segovia desde hace 75 años, donde me plantaron los miembros del Patronato de Jardines, les estaré siempre agradecida porque es un lugar excepcional.
Es el primer jardín público que se empezó a construir en el recinto amurallado en 1843 para solaz de los segovianos, sólo los privilegiados y los conventos tenían patios, huertas y jardines privados, en este barrio llamado, Las Canonjías.
Fue llamado oficialmente del Recreo (primer nombre), de Isabel II, de Alfonso XII, de García Hernández y de nuevo de Alfonso XII, pero para los segovianos siempre fue la Plaza de la Merced.
Y os explico el por qué:
Entre mis raíces están las ruinosas piedras de un monasterio de los monjes de Nuestra Sra. de la Merced que se instalaron en Segovia en 1367, de ahí viene el nombre de esta plaza. Se dice que los monjes abandonaron este lugar en el 1835.
Tenemos también un misterio por resolver.
Hace unos meses, durante las obras de renovación del pavimento, se encontró a pocos metros de mí, un esqueleto enterrado con cuidado, que imagino, pudo ser uno de esos monjes, debió ser un buen mozo porque tenía unos fémures muy largos y buena dentadura. Todavía estarán los arqueólogos catalogando a nuestro caballero.
Además de que mis jardineros me cuidan cortándome el flequillo para que no se enreden entre mis ramillas pendulares los visitantes de este jardín, quiero pensar que también me llega el agua que se filtra desde la cacera del acueducto romano más esbelto y bien conservado de España. Esta cacera nace en la sierra de Guadarrama y salvando la hondonada de la plaza del Azoguejo con sus arcos de granito, entra en el recinto amurallado, pasa por mi plaza y llega hasta el Alcázar. Una bendición para los tiempos en los que no había agua corriente.
Mis amigos vegetales son un gran cedro del Atlas, hermosos castaños de Indias, pseudoacacias, prunos, una tilia, plátanos de sombra, grandes bolas de laureles cerezo, rosales… y entre ellos acuden gorriones, colirrojos tizón, petirrojos, las escandalosas grajas y chovas piquirrojas, un autillo en verano con su canto nocturno pausado y también las cigüeñas que anidan en el cedro crotoreando.
No quiero olvidar las campanadas que hacen vibrar a mis hojuelas y me abren una sonrisa, resuenan desde la torre de la románica iglesia de San Andrés, que flanquea un lado de esta plaza.
Será por el aire serrano, la belleza de estas casas, esos muros que susurran historia, o esos padres que enseñaron a sus hijos a apreciar las Artes, que muchos de los niños que crecieron conmigo se han convertido en músicos, ceramistas, pintores, vitralistas, fotógrafos….»estoy rodeá de arte miarma» decía una malagueña oyendo al grupo de tambores ensayando.
Otros sonidos que me llegan, son de los niños del barrio con sus gritos y risas, de los padres y madres en corrillos y de los turistas que descansan un rato entre nuestras sombras, gracias a dios, ninguno de ellos se cuelga de mi única y atirabuzonada rama para hacer el mono.
Diréis que ¿cómo es que sólo tengo una rama? La respuesta es ésta….Una gran nevada en la noche de Reyes de 2019 rompió varias ramas de mi vecino el altaricón cedro que cayeron estrepitosamente tronchando las mías, excepto la que se va alargando hacia el centro del jardín.
Pasado un tiempo se lo agradecí mucho a los Magos de Oriente porque, aunque me dolieran esas heridas… ahora mi peculiar y original fisonomía casi geométrica, es alabada y reconocida por ojos expertos y me puede permitir llegar a ser el Árbol del Año 2025.
Importancia del árbol y motivo de la presentación al concurso
Esta sófora japónica péndula es la más longeva, con sus 75 años, de la capital de Segovia y la más visitada, por estar en un jardín público de paso entre la Catedral de Nuestra Sra. de la Asunción y San Frutos y el Alcázar. En ella se concitan
Es un árbol vulnerable por su rara fisonomía adquirida por vicisitudes climáticas. Probablemente podría precisar un tentemozo. Nos gustaría que fuera estudiado por expertos como vosotros, para valorar sus necesidades y transmitir las recomendaciones necesarias al Ayuntamiento.(Esto no quiere decir que los jardineros sean ineficaces, la cuidan todo lo que pueden).
Aunque dicen que de buenas intenciones está empedrado el camino hacia los infiernos, esperemos que éste no sea el caso.
La sófora puede ser un símbolo o metáfora de la resiliencia, porque a pesar de los «palos» sufridos, se mantiene hermosa y singular, adaptándose a las circunstancias y tirando hacia adelante (nunca mejor dicho por que su rama se alarga hacía el centro del jardín).
Por otra parte este proyecto ha despertado mucho interés en los colegios públicos que hemos visitado y esperamos que en breve se puedan hacer actividades conjuntas para conocimiento de los tesoros naturales que hay en Segovia.
Un objetivo que está más oculto es que a través del concurso se vayan aunando los vecinos de este casco histórico que ya nota los efectos de la que parece imparable turistificación y gentrificación, y se puedan recuperar en alguna medida, las características de «comunidad» o barrio, influyendo en la política de vivienda.